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¿Qué son los activos, la depreciación y la amortización?


Como emprendedor, y sin perjuicio de que la gestión contable de tu empresa no la realices personalmente, hay diferentes conceptos que escucharás con frecuencia y que es recomendable que conozcas, de modo que puedas tomar las decisiones que correspondan conociendo qué implicaciones tiene la decisión.

¿Qué es un activo?

Un activo es un elemento del que dispone la empresa, ya sea un bien, un derecho, o cualquier otro tipo de recurso, al cual se pretende explotar y obtener un rendimiento del mismo, de forma que aporte un beneficio para la empresa.

Activos son desde el ordenador con el que gestionas tu empresa, hasta el derecho de explotación en exclusiva de una marca en un territorio determinado.

¿Qué tipos de activo existen?

El activo se divide, en base al criterio de permanencia o duración, en dos categorías principales:

  • Activos fijos: que son recursos de tipo permanente, que permanecen en la empresa por un periodo de tiempo largo (más de 3 años) y que no se prevee, al menos dentro de las decisiones ordinarias de la empresa, desprenderse de ellos.

Es un activo fijo, por ejemplo, el local que la empresa tiene en propiedad, o la furgoneta de reparto de los productos.

Debes tener en cuenta que el activo fijo también es denominado inmovilizado o activos no corrientes, ya que en muchas ocasiones los encontrarás con estas diferentes denominaciones pero hacen referencia a lo mismo.

  • Activos circulantes: son los elementos que forman parte de los recursos de la sociedad, pero que están destinados a usarse o transmitirse dentro de la actividad ordinaria de la misma. Su plazo de permanencia en la empresa es a corto plazo (menos de un año por regla general).

Estos activos suelen ser los que se encuentran incluidos dentro del proceso de actividad de la sociedad, es decir, por ejemplo, en el caso de una panadería, la harina se considera un activo circulante, ya que aunque se dispone del mismo y es un recurso más de la empresa, en un plazo no muy elevado se empleará en el proceso de producción, por ejemplo, del pan, de modo que se transforma y se vende, saliendo de la sociedad, sin perjuicio de que nuevamente se compre más harina, junto con otras materias primas, para continuar con la producción y actividad ordinaria de la empresa, la fabricación de pan en este ejemplo.

Al igual que ocurría en el caso del activo fijo, en este caso de los activos circulantes puedes encontrar que se les denomina de diferentes maneras, como puede ser activos no fijos o activos no corrientes, haciendo referencia con ello a lo mismo.

¿Tienen siempre el mismo valor los activos de una empresa? ¿Qué es la depreciación?

No, los activos, como cualquier otro derecho o recurso, sufren cambios en su valor en función de diferentes circunstancias, tanto internas del propio recurso como externas del entorno que lo rodea. Estas reducciones de valor que sufren los activos se denominan depreciación.

Así, por ejemplo, no puede valer lo mismo un derecho de explotación de un negocio de telefonía móvil, cuando es la única red autorizada para operar en la red 4G, que cuando existen más de 10 licencias para operar la red 4G, evidentemente al haber más competencia, el valor del recurso disminuye ya que la competitividad reduce los precios de explotación del mismo.

Por otro lado, y en la cuestión interna, los activos también pierden valor en sí mismos por cuestiones como el paso del tiempo. Así, un ordenador de sobremesa con Windows 98, recién salido al mercado podría valer una cantidad que, a día de hoy, no representará ni su décima parte, todo ello por el mero hecho del paso del tiempo, la actualización tecnológica, el desgaste sufrido por su uso, etc.

Similares ejemplos podríamos poner con la maquinaria de una fábrica, con los vehículos de la empresa, los camiones de reparto o incluso con activos intangibles.

¿Es lo mismo amortización que depreciación?

Aunque con mucha frecuencia son dos conceptos que se usan de manera indistinta, en realidad no son exactamente lo mismo. La diferencia estriba en los bienes o recursos sobre los que se aplican, es decir, el activo que pierde valor.

En el caso de depreciación se suele hacer referencia a activos fijos tangibles, como puede ser maquinaria o inmuebles.

En cambio, con amortización solemos referirnos a los activos fijos también, pero en este caso intangibles.

¿Qué es un activo intangible y un activo tangible?

Los activos intangibles son aquellos que no son materiales, no son perceptibles por los sentidos, no se ven, no se tocan, peor están ahí. No, no es cuestión de fe, simplemente son cosas inmateriales como una patente, el saber hacer las cosas, el conocimiento y las capacidades.

Por el lado contrario, los activos tangibles son aquellos perceptibles por la vista, que puedes tocar y palpar, los bienes materiales.

¿Cómo se calcula la amortización o depreciación de un activo?

Para calcular la amortización o depreciación de un activo debemos tener en cuenta diferentes aspectos y realizar varios pasos:

PASO 1 Recopilar todos los datos: valor amortizable, vida útil del activo y remanente

El valor amortizable, es decir, la inversión o coste que nos ha supuesto y que queremos sacar rendimiento.

La vida útil del activo, o dicho de otro modo, el tiempo que podremos aprovechar y sacar rendimiento a dicho recurso.

El remanente, que es el valor residual que tiene el activo una vez sacado todo el provecho que hayamos considerado obtener del mismo. Este valor puede venir dado por que aún puede sacársele un provecho por otras personas o empresas para su utilidad principal, o incluso porque sus materiales utilizados de otro modo tengan un valor, como puede ser una maquinaria de cobre, que utilizando dicho cobre de otro modo (fundiéndolo por ejemplo) se le puede sacar un valor a tener en cuenta.

Con estos datos, calcular la amortización mediante el método lineal es tan sencillo como calcular cual será el aprovechamiento que debemos asignar a cada año.

PASO 2 Restar del valor amortizable, el importe asignado al remanente

PASO 3 Dividir el resultado del paso anterior, entre los años estimados de vida útil

De este modo, si compramos una máquina por 100.000 Euros, y el remanente es de 20.000 Euros, deberemos distribuir los 80.000 Euros de valor amortizable entre la vida útil de la máquina. Si esta es de 10 años, la amortización por cada año será de 8.000 Euros (80.000 Euros de valor amortizable una vez restado del valor inicial el remanente, entre los 10 años de vida útil).

¿Alguna vez habías odio alguno de estos conceptos sin tener del todo claro a qué hacían referencia? ¿Consideras que todo emprendedor tiene que tener claros conceptos como éstos?

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